
Los vientos soplan a favor de Televisión Española (TVE). Tal es así que, salvo aquella nefasta experiencia de hace unos meses (La fábrica de la tele), sus fichajes y sus programas van de éxito en éxito, con índices de audiencia en pleno crecimiento, de modo que algunas producciones de las cadenas privadas generalistas han visto reducidas sus cuotas de pantalla y sus seguimientos de espectadores han ido retrocediendo y enflaqueciendo sus espectadores directos. Eso no obsta para que la competencia en algunas programas estelares de determinadas franjas horarias, más los celos trufados de rivalidad en conductores y conductoras, a los que ha dado, para fortalecer índices de popularidad y caché, por exhibir alguna consideración política, en opinar libremente, haciendo buena aquella recomendación del ex presidente Aznar (“El que pueda hacer, que haga”).









