
La comunidad católica también utiliza las redes sociales para tratar de hacer llegar su mensaje. Aparentemente adaptada a los nuevos tiempos, habla de amor, de entrega, de celibato, de paternidades responsables.
Los artistas les temen a las manos humanas más que a ningún otro motivo figurativo.
La comunidad católica también utiliza las redes sociales para tratar de hacer llegar su mensaje. Aparentemente adaptada a los nuevos tiempos, habla de amor, de entrega, de celibato, de paternidades responsables.
En una época en que el arte femenino apenas encontraba espacio en los salones ni en las páginas de las revistas, Lía Tavío (Puerto de la Cruz, 1874 – Las Palmas de Gran Canaria, 1965) tejió una trayectoria tan rica como silenciosa. Pintora, poeta, escritora, pianista y docente, su vida fue una sinfonía de disciplinas que se entrelazaban con naturalidad. Desde muy joven, recibió formación artística en la academia del pintor y fotógrafo Marcos Baeza, y más tarde en Madrid con el paisajista Serafín Avedaño. Su obra, sin embargo, no se limitó a los cánones académicos: fue una expresión íntima de sensibilidad, modernidad y compromiso cultural.