
El grabado, el arte de la huella y de la repetición, ha sido desde sus orígenes una de las formas más poderosas de difusión de la imagen y del pensamiento. A medio camino entre la obra única y la reproducción múltiple, encierra una maravillosa paradoja: cada estampa es un original y, al mismo tiempo, forma parte de una serie que multiplica su presencia a voluntad de quienes la crean.













