Una política, un subproducto y una transformación inesperada: esto es la bioeconomía

En Indonesia, una medida energética pensada para el transporte terminó reconfigurando industrias. Lo que antes era un residuo hoy impulsa desarrollo. La bioeconomía no es una tecnología ni una industria. Es un modo de pensar la producción que parte de lo biológico para generar valor económico, social y ambiental. En este paradigma, donde nada está aislado, los residuos suelen encontrar lugar en nuevas cadenas. Por eso, las políticas públicas diseñadas con un objetivo inicial claro suelen provocar efectos que se ramifican más allá de lo esperado: pueden impulsar industrias que no estaban en el radar, habilitar exportaciones antes inexistentes y crear nuevos mercados a nivel global.

Actualidad08 de julio de 2025 www.bioeconomia.info
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En Indonesia, una medida energética pensada para el transporte terminó reconfigurando industrias. Lo que antes era un residuo hoy impulsa desarrollo. La bioeconomía no es una tecnología ni una industria. Es un modo de pensar la producción que parte de lo biológico para generar valor económico, social y ambiental. En este paradigma, donde nada está aislado, los residuos suelen encontrar lugar en nuevas cadenas. Por eso, las políticas públicas diseñadas con un objetivo inicial claro suelen provocar efectos que se ramifican más allá de lo esperado: pueden impulsar industrias que no estaban en el radar, habilitar exportaciones antes inexistentes y crear nuevos mercados a nivel global.

En Indonesia, ese fenómeno está ocurriendo a gran escala. Con una sólida base agrícola, el país hace décadas que es el mayor productor de aceites vegetales del mundo. Esa condición le permitió avanzar con una política energética que promueve el uso de biodiesel, hoy obligatorio en una mezcla de 40% en todo el combustible diésel comercializado en el país (mandato B40).

 Cuando la energía empuja nuevas industrias
La implementación del mandato B40 llevó a que se multiplique la producción nacional de biodiesel. La política, apoyada en el acceso local a materias primas, buscó desde el inicio reducir importaciones de gasoil y disminuir emisiones. Pero uno de sus efectos más transformadores se sintió aguas abajo: en la generación masiva de una molécula que estaba al margen, pero que tenía un potencial enorme.

Como resultado de esta política, Indonesia se convirtió también en el mayor productor global de biodiesel… y, por arrastre, en el principal productor y exportador mundial de glicerol, un subproducto de esta industria.

 La molécula que encontró su momento
Cada tonelada de biodiesel que se produce deja detrás unos 100 kilos de glicerina. Antes del auge de los biocombustibles, la glicerina era fósil. Pero la escala productiva vegetal la volvió obsoleta: no pudo competir. Hoy, casi toda la glicerina global proviene del biodiesel; el resto, de otras fuentes vegetales o animales.

La glicerina cruda, por sí sola, tiene pocos usos. Pero cuando se refina a grado USP, no solo duplica su valor, sino que se transforma en un insumo esencial para industrias tan diversas como la cosmética, la farmacia, la alimentación o la electrónica. Se encuentra en pastas dentales, jarabes, cremas, adhesivos, cápsulas blandas, líquidos para vapeadores, lubricantes, tintas y muchos otros productos cotidianos.

A medida que creció la producción global, el precio bajó. Ese abaratamiento habilitó nuevos usos: empezó a incorporarse en productos donde antes no era viable por costo. Se estima que el mercado global de glicerina refinada crecerá un 2,5% anual hasta 2040. Y es en ese escenario donde Indonesia vuelve a destacar.

Del volumen al valor  
Indonesia ya exporta más de mil millones de dólares anuales en glicerina cruda. Pero en un contexto global donde el valor no se encuentra solo en el volumen, sino en la capacidad de procesamiento, el país comienza a dar un nuevo paso: agregar más valor en origen.

Ese paso se materializa en inversiones como la que acaba de anunciar Louis Dreyfus Company (LDC), una de las mayores comercializadoras agrícolas del mundo. En Lampung, la firma inauguró una planta de refinado de glicerina con capacidad para procesar 55.000 toneladas métricas al año. La nueva planta está diseñada para satisfacer esa demanda creciente. Además, su cercanía a los centros de exportación clave permite a la compañía integrar eficientemente esta producción a sus cadenas logísticas globales. En palabras de James Zhou, responsable global de Food & Feed Solutions de LDC: “Esta planta aprovecha sinergias con nuestras operaciones en Indonesia, EE.UU. y Europa para expandir nuestra capacidad de suministro de glicerina de alta calidad”.

Pero eso no es todo. El complejo industrial de Lampung también incorporó una nueva línea de envasado de aceite comestible, con una capacidad de 64.800 toneladas métricas al año. Con ello, LDC también refuerza su presencia en el mercado de aceites vegetales procesados.

 Glicerina refinada: valor agregado que impulsa desarrollo
El proyecto representa no solo una apuesta tecnológica y de mercado, sino también un compromiso con el desarrollo local. Se estima que ambas instalaciones crearán unos 200 nuevos empleos en Lampung hacia 2025, impulsando tanto la economía como la capacitación profesional en la región.

Para Rajat Dutt, director país de LDC en Indonesia, este paso consolida la presencia del grupo en el mayor productor mundial de glicerina: “Estamos orgullosos de seguir creciendo junto a Indonesia con esta inversión estratégica”.

 El valor de lo que antes se descartaba
Este proceso no trata solo de biodiesel. Ni siquiera solo de glicerina. Lo que Indonesia está mostrando es cómo una política energética puede dar lugar a nuevas cadenas industriales, aprovechando externalidades positivas que antes se descartaban o se subutilizaban.

La glicerina refinada se vuelve aquí el símbolo de una lógica productiva más amplia: una donde los subproductos se convierten en recursos, donde las decisiones públicas habilitan innovación privada y donde el desarrollo industrial surge de mirar de otra forma aquello que hasta ayer se desechaba.

La bioeconomía, cuando se despliega con visión estratégica, es capaz de eso. Y en Indonesia, está ocurriendo ahora.

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